Esta nota la escribí en un avión.
Volando a miles y miles de pies, entre tantas horas para llegar a mi destino solo pensé:
Los viajes no son perfectos. Siempre hay detalles que puede te amarguen momentos increíbles. El secreto está en la actitud con la que tomes las cosas.
Viajar te hace flexible, porque las cosas nunca salen como las planeas, siempre hay detalles que hacen que las experiencias en cada aeropuerto, vuelo, taxi, carretera, sean únicas y nunca se repitan de la misma manera.
Aprendes a adaptarte y eres capaz de reducir todo tu equipaje a una maleta de mano para cargar con todo lo nuevo que te espera en tu nuevo destino.
Cuando dejas la ciudad de donde eres, con toda tu voluntad y el entusiasmo (o sentimientos encontrados) en el alma, date cuenta que el paso que diste es para verte crecer, para conocerte, seguir avanzando.
